
La Unión Europea y Estados Unidos han cerrado un acuerdo que establece un arancel fijo del 15 % para la mayoría de las exportaciones europeas a EE.UU. y elimina completamente los aranceles para una serie de productos estratégicos. Con este pacto, del que todavía no conocemos todos los detalles, ambas partes buscan estabilizar sus relaciones comerciales en un contexto marcado por la tensión geopolítica, el proteccionismo creciente y la presión sobre las cadenas de suministro globales.
Vamos, la era Trump en todo su esplendor.
Por supuesto, este nuevo marco afecta directamente a las empresas españolas que venden online, tanto a las que lo hacen en EE.UU. como a las que lo hacen en España y el resto de la UE. ¿Favorece o complica su estrategia internacional? La respuesta, como suele ocurrir en comercio internacional, depende del modelo de negocio, el origen de los productos y la capacidad de adaptación.
Si produces en Europa: estabilidad y acceso competitivo
El principal beneficio del acuerdo para las empresas españolas es la previsibilidad arancelaria.
Hasta ahora, la ausencia de un acuerdo marco dejaba espacio para decisiones unilaterales como las que en 2019 impusieron aranceles del 25 % a productos como el vino o el aceite de oliva. Con el nuevo pacto, se establece un techo arancelario del 15 %, «un límite claro. No acumulativo. Lo incluye todo», ha explicado Ursula von der Leyen en un comunicado oficial. La idea es pasar a tener un entorno mucho más estable y permite planificar con anticipación campañas, precios y márgenes.
Además, el acuerdo contempla un esquema de arancel cero para productos estratégicos, como aeronaves, componentes tecnológicos, algunos productos químicos, ciertos productos farmacéuticos genéricos y, algo muy relevante para las exportaciones españolas, algunos agrícolas. Si el vino, por ejemplo, termina incluido en esa lista, las bodegas españolas que exportan a EE.UU. podrían beneficiarse de una ventaja clara frente a competidores no europeos. «Seguiremos trabajando para añadir más productos a esta lista», explicó Von der Leyen.
Evidentemente, los aranceles no son buenas noticias para el comercio internacional. Lo sabemos desde hace siglos, las guerras comerciales no suelen acabar bien y está claro que Trump ha impuesto su voluntad teatralizando una desequilibrada relación de poder con la UE que no puede ser celebrada.
Pero también es cierto que, para empresas de sectores como el agroalimentario, cosmético o industrial, que producen en España o en otros países de la UE, esto puede representar una oportunidad para reforzar su competitividad frente a países como China, Brasil o Vietnam, cuyos productos siguen sujetos a aranceles del 30 % o más.
Y desde luego, es menos que el 30% con el que había amenazado a la UE.
Así, los consumidores estadounidenses podrían buscar alternativas a los productos chinos, abriendo una ventana para que las empresas europeas aumenten su cuota de mercado en Estados Unidos. Es algo que nos explicaba en febrero Víctor Juárez, CEO de Creators Co. (Craftelier, Hartem), cuando comenzaban a vislumbrarse las posibles medidas restrictivas de Trump y se comenzaban a aplicar aranceles a los productos chinos. «El arancel quitará del camino a muchos productos de gama baja que llegan a Estados Unidos desde plataformas como Temu, Shein o AliExpress y eso favorece a los productos de gama alta de Creators Co., que son de origen europeo».
Si vendes productos de origen asiático: sin cambios, con más presión
No todas las empresas saldrán ganando. Algunas empresas españolas de eCommerce importan productos desde China, Turquía, India o Bangladesh para venderlos en Estados Unidos. En estos casos, el acuerdo no aplica, ya que el beneficio arancelario depende del país de origen del producto, no del domicilio fiscal del vendedor.
Esto significa que:
- Los aranceles actuales sobre productos chinos se mantienen (hasta el 30 % en algunos casos).
- Las empresas españolas que revenden productos asiáticos no obtendrán beneficio alguno de este acuerdo
- La diferencia de costes podría hacerlas menos competitivas frente a marcas que producen en Europa.
Además, el nuevo acuerdo incluye una cláusula de cooperación para la seguridad económica, lo que podría traducirse en controles más estrictos a productos procedentes de terceros países, elevando indirectamente los costes de importación y la carga administrativa para este tipo de empresas.
¿Y qué pasa con el mercado europeo?
Pero todavía queda una última derivada: el acuerdo no solo regula las exportaciones europeas hacia EE.UU., sino que también facilita el acceso de productos estadounidenses al mercado europeo. Y esto podría tener consecuencias relevantes para el tejido empresarial local.
El acuerdo establece que, al mismo tiempo que la UE asegura un acceso más seguro para sus productos en el mercado estadounidense, se «dará un mejor acceso para los productos estadounidenses en nuestro mercado«. El objetivo de este acuerdo es «reducir barreras entre nosotros». Sin embargo, el documento no especifica un porcentaje de aranceles único y general para las empresas estadounidenses que vendan en la UE. En cambio, menciona aranceles de cero por cero para «todos los aviones y sus componentes, ciertos productos químicos, ciertos genéricos, equipos de semiconductores, ciertos productos agrícolas, recursos naturales y materias primas críticas». Para estos productos, las empresas estadounidenses no pagarán aranceles al venderlos en la UE. El acuerdo también proporciona un marco para «reducir aún más los aranceles en más productos» y «abordar las barreras no arancelarias».
Y ahora especulemos con lo que esto podría significar.
De partida, los productos estadounidenses podrán entrar más fácilmente en el mercado europeo, lo que podría presionar a empresas locales en sectores como cosmética, alimentación, electrónica o farmacéutica. Por supuesto, desde la perspectiva del consumidor, el acuerdo podría traer más variedad y mejores precios para algunos artículos, pero desde el punto de vista de las empresas locales, supone una competencia inesperada. Especialmente si tenemos en cuenta que, de no resolverse la guerra comercial entre China y EE.UU., muchos productos chinos podrían ver (como ya lo están haciendo) a la UE como un salvavidas en el que recuperar las ventas que pierdan en Estados Unidos a causa de los aranceles.
Así, las pequeñas y medianas empresas que operan únicamente en el mercado europeo podrían enfrentarse a una presión adicional, tanto de productos norteamericanos como chinos.
Está claro que este acuerdo comercial no resuelve todos los problemas del comercio transatlántico, pero marca un punto de inflexión en la relación entre la UE y EE.UU. Para las empresas españolas que venden online en Norteamérica, supone una oportunidad si están dispuestas a repensar su cadena de suministro, relocalizar producción o reposicionar sus marcas. Y al mismo tiempo, plantea el reto de resistir una posible nueva oleada de productos extranjeros que competirán en nuestro propio mercado.
La clave estará en adaptarse rápido, leer bien los cambios regulatorios y buscar ventajas competitivas más allá del precio: calidad, proximidad, sostenibilidad y experiencia de cliente.
Imagen: Flux Schnell y Comisión Europea
[…]
La entrada Cómo afecta el nuevo acuerdo de aranceles a las empresas españolas que venden online se publicó primero en Marketing4eCommerce.