Ciberseguridad en los sistemas industriales: una llamada a revisión

Los entornos industriales se encuentran cada vez más digitalizados. Su ciberseguridad ya no es cuestión de un reducido grupo de profesionales encargados del funcionamiento de sistemas tradicionales, sino de un amplio conjunto de personas y herramientas que supervisan y gestionan miles de dispositivos interconectados que interrelacionan unos subsistemas con otros, creando fuertes dependencias entre componentes aparentemente inconexos.

En este escenario, los ciberdelincuentes encuentran un perfecto caldo de cultivo para sus actividades ilícitas. Enormes variantes de acción les permiten afrontar sus ciberataques a través de caminos en apariencia sin salida pero que conducen a un objetivo final.

No en vano, los objetivos suelen ser altamente dirigidos (robo de información, caída de sistemas, extorsiones…), con procedimientos de actuación sofisticados. Además, son persistentes, capaces de explotar vulnerabilidades antiguas, desconocidas o, lo que es peor aún, desatendidas por haber sido valoradas en su momento como de bajo riesgo.

Técnicas y procedimientos de ataque en entornos industriales

Los entornos industriales presentan una particularidad que no está presente en los modernos entornos digitales: la necesidad de hacer coexistir sistemas heredados con nuevos elementos tecnológicos. Esta condición a menudo genera puntos ciegos que los atacantes se encargan de explotar.

Entre las técnicas más habituales se encuentran métodos ya conocidos, como la ingeniería social o el spear phishing orientado a operadores, el ransomware dirigido, el uso de herramientas legítimas para moverlas lateralmente (LotL), el compromiso de sensores IloT mal configurados o incluso los ataques a la cadena de suministro mediante la alteración de firmware.

Aunque no son nuevos, siguen siendo eficaces debido a la falta de supervisión, actualización o visibilidad en muchas infraestructuras.

Gestión IT/OT: La visibilidad como punto de partida

Como hemos mencionado, uno de los mayores retos en los entornos industriales es la visibilidad sobre los dispositivos conectados y sus interacciones con otros equipos.

Muchos sistemas aún operan con redes parcialmente segmentadas, donde conviven dispositivos sin supervisión. Esta realidad convierte a las soluciones de gestión y monitorización de activos tecnológicos en componentes críticos para un modelo de ciberprotección efectivo.

Existen plataformas que proporcionan visibilidad detallada y contextual, lo que permite descubrir de forma automática dispositivos conectados a la red sin afectar su operación; clasificar activos según su función, fabricante, firmware, vulnerabilidades conocidas y exposición; mapear flujos de comunicación entre sistemas, identificando comportamientos inusuales; o detectar amenazas como movimientos laterales, escalada de privilegios o intentos de acceso no autorizado.

Soluciones clave y análisis de datos para la protección industrial

Esta aproximación evidencia la utilidad que muchos productos y aplicaciones de ciberseguridad clásica pueden tener también en entornos tan ‘áridos’ como los industriales.

Entre estas soluciones destacan las herramientas para segmentación de red y control de acceso; firewalls industriales con DPI (Deep Packet Inspection); aplicaciones de monitorización avanzada para correlación y análisis de eventos en tiempo real; sistemas IDS que detectan cambios inesperados en el comportamiento de los dispositivos industriales; plataformas de orquestación de seguridad (SOAR), redes definidas por software (SDN) o arquitecturas Zero Trust, que permiten una segmentación con seguridad adaptable.

Ahora bien, estas soluciones no solo aportan capacidad técnica, sino también una nueva capa de inteligencia operacional que ayuda a priorizar esfuerzos en base al impacto operativo real.

Y es precisamente esa inteligencia operacional la que constituye el nuevo reto al que se enfrenta el sector industrial. No en vano, el despliegue de la IA, también en la industria, va más allá de la automatización de algunas tareas.

Hoy en día, proliferan agentes de IA entrenados para monitorizar entornos industriales complejos y cruzar millones de eventos por segundo, al tiempo que detectan patrones de comportamiento anómalos que escaparían al ojo humano o a sistemas tradicionales de reglas.

Estos agentes, en principio pensados para la defensa, también pueden convertirse en una amenaza. Quien antes descubra una vulnerabilidad estará mejor preparado para actuar. Si es el equipo de defensa, la ciberseguridad mejora. Si, por el contrario, quien saca beneficio es un ciberdelincuente, los riesgos se multiplican, más aún en sistemas donde la disponibilidad es crítica.

Así pues, esta capacidad predictiva puede marcar la diferencia entre una intervención preventiva y una interrupción catastrófica.

¿Estamos preparados para esta nueva realidad?

Podríamos concluir que el futuro de la ciberseguridad industrial dependerá en gran medida de cómo se incorpore la IA a su operativa de forma equilibrada: optimización de servicios y protección de infraestructuras serán dos caras de la misma moneda.

Ciertamente, la IA actuará como multiplicador de conocimiento para los gestores IT, pero también para los ciberdelincuentes. Por un lado, permitirá mapear la infraestructura, clasificar riesgos y anticiparse a los ataques. Por otro, identificar vulnerabilidades desconocidas y potencialmente explotables. Una carrera por ver quién llega primero.

La pregunta, pues, que quedaría en el aire es: ¿estamos listos para que la defensa de los sistemas industriales incorpore de forma activa servicios de Inteligencia Artificial?

Muchos fabricantes piensan que sí.