Cuando nos lanzamos a emprender hay que estar bien preparado. A ningún emprendedor se le ocurriría poner en marcha un proyecto sin estudiar antes su mercado y a sus posibles clientes o sin preparar antes un plan de negocio, por ejemplo.
¿Pero qué pasa con la salud mental de los emprendedores? En ningún MBA nos enseñan a manejar nuestras emociones. Y esto puede acabar con nuestros proyectos… y con nosotros mismos.
Hace algún tiempo, nos hacíamos eco de un estudio internacional de Startup Snapshot, según el cual el 72% de los emprendedores sufren problemas de salud mental.
Las principales fuentes de estrés son la capacidad de recaudar fondos (60%), un mal equilibrio entre vida personal y profesional (38%), la situación económica global (35%) y la relación con los inversores (14%).
Como vemos, se trata de situaciones muy comunes. El problema es que los emprendedores tienden a ‘tragarse’ esta situación, ya que sólo el 23% de ellos buscan ayuda psicológica y un escaso 10% lo comparte abiertamente con sus socios inversores.
Como respuesta a ello, hace algunos años se creó Ancla.Life, una asociación sin ánimo de lucro enfocada en la prevención de estos problemas de salud mental a través de programas de formación y una comunidad de apoyo.
Una de las iniciativas de Ancla.Life es la puesta en marcha de Personal Boards, espacios de diálogo estructurado y de confianza donde los emprendedores pueden compartir sus desafíos profesionales y personales, recibir apoyo y mejorar sus tomas de decisiones.
La asociación lanza cada año seis progamas de apoyo y ha aprovechado esta experiencia para realizar el estudio ‘Personal Boards 2024’, en el que se evalúa el impacto la participación de los emprendedores en estos grupos de apoyo o círculos de confianza.
Notables beneficios para los emprendedores
La primera conclusión de este estudio es que, tras un año en el programa, el bienestar y el rendimiento de los emprendedores mejoró claramente. “Se redujeron a más de la mitad (-50,77%) los síntomas de ansiedad. También hubo una disminución importante en los niveles de estrés (-30,66%). De igual modo, los indicios de depresión disminuyeron tras participar en la iniciativa (-35,71%)”, explican los autores del informe.
Además, se observó una evolución reseñable en los hábitos de sueño y descanso de los emprendedores tras participar en los Personal Boards. “Pese a no alcanzar la media general, se nota una tendencia positiva en cuanto a la calidad y cantidad del sueño (+15,72%). Además, 8 de cada 10 participantes después de un año reportaban sentirse más preparados para afrontar los retos personales y profesionales que antes”, detalla Ancla.Life.
El estudio también se detiene en la relación con los inversores. Pese a ser positiva, un tercio (33%) de los emprendedores no perciben el apoyo activo o respaldo emocional suficiente por parte de éstos. De hecho, la mayoría se apoya fundamentalmente en su red de afectos personales, que suelen acabar desgastándose con el tiempo.
“El ecosistema startup necesita un cambio de mentalidad. No se trata sólo de levantar capital, sino de construir modelos de liderazgo sostenibles a largo plazo. La mentalidad del ‘lobo solitario’ está quedando obsoleta y los inversores también deben formar parte de la solución”, declara Carlota Mateos, cofundadora y directora de Ancla.Life.
Al hilo de ello, reseña que muchos fondos internacionales —Balderton, Mosaic Ventures o Bessemer Ventures, por ejemplo— y nacionales —KIBO Ventures, GOHUB Ventures, Samaipata, The Venture City— o instituciones —SpainCap— han empezado a integrar el bienestar de los emprendedores como parte de sus prioridades, ofreciendo acceso a la plataforma de formación de Ancla.Life o a los Personal Boards.
“El futuro del sector emprendedor debe evolucionar para convertirse en un ecosistema un poco más humanizado y amable, donde queramos seguir innovando y evolucionando, sin dejar de lado la salud mental”, apostilla Mateos.