Qué hay detrás de la compra de Electronic Arts por parte de Arabia Saudí

Qué hay detrás de la compra de Electronic Arts por parte de Arabía Saudí

Por si aún no lo sabías, el Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudí se ha convertido en uno de los actores más influyentes del entretenimiento digital tras la adquisición de Electronic Arts, la empresa norteamericana creadora de exitosísimos videojuegos, como Los Sims, Battlefield, FIFA, NBA, UFC, o Dragon Age, entre muchos otros, y de la que ya poseía el 9,9%.

La operación sería de 55.ooo millones de dólares (unos 46.814,49 millones de euros) y, de aprobarse, se trataría de la mayor compra financiada por capital privado de la historia. A la inversión del PIF se sumarían otras dos empresas: una firma dirigida por Jared Kushner, yerno del presidente Donald Trump, y la firma de capital privado Silver Lake Partners. De todas formas, el control mayoritario quedaría en manos saudíes.

Aún falta el visto bueno de los reguladores de seguridad nacional del Comité de Inversión Extranjera de EE.UU. La operación se cerraría en el primer trimestre del año fiscal 2027.

No es solo una cuestión de rentabilidad

Electronic Arts no es una empresa cualquiera. Sus sagas deportivas llegan cada semana a millones de hogares, en especial a los más jóvenes, y se han convertido en un canal cultural más poderoso que muchas cadenas de televisión. La compra saudí supone que decisiones tan aparentemente triviales como qué celebraciones de gol incluir en el FIFA o qué narrativas se normalizan en Los Sims pasen ahora a depender de un fondo que persigue intereses que van mucho más allá del beneficio económico.

El PIF ha ido tejiendo durante años una red de participaciones en la industria del videojuego que incluye compañías de enorme peso. Entre ellas están Nintendo, dueña de sagas tan universales como Super Mario o Zelda; Take-Two Interactive, responsable de Grand Theft Auto; Capcom, con franquicias icónicas como Resident Evil y Street Fighter; o Niantic, creadora de Pokémon Go. Además, a través de su división Savvy Gaming Group, ya controla plataformas de eSports como ESL y FACEIT, así como la desarrolladora móvil Scopely.

¿Por qué invertir en videojuegos? Para Arabia Saudí, el sector cumple una doble función. Por un lado, diversifica la economía más allá del petróleo, un objetivo prioritario en la agenda Vision 2030. Por otro, los videojuegos ofrecen un canal de influencia cultural incomparable: moldean durante miles de horas la visión del mundo de millones de jugadores. A diferencia de Netflix o Disney, cuya narrativa se percibe más claramente como producto audiovisual, el videojuego se consume como experiencia interactiva, lo que le otorga un poder de normalización silencioso y persistente.

El poder de la influencia publicitaria

Uno de los aspectos más relevantes es que EA deja de cotizar en bolsa para convertirse en empresa privada. Esto elimina la obligación de rendir cuentas trimestrales y de explicar públicamente cambios en su estrategia o en el contenido de sus juegos. En la práctica, se abren las puertas a ajustes graduales en narrativas y representaciones sin el escrutinio de accionistas occidentales ni de analistas financieros.

El impacto no se limita al contenido. La industria del videojuego es también una de las mayores consumidoras de publicidad del planeta: miles de millones de dólares se destinan cada año a campañas que van desde lanzamientos globales hasta acuerdos con clubes de fútbol, streamers y eventos. Con EA en sus manos, el PIF acumula un poder inmenso no solo como propietario de franquicias icónicas, sino también como gran anunciante, capaz de decidir dónde, cómo y con qué mensajes colocar sus recursos publicitarios.

Para los jugadores, quizá nada cambie de un día para otro: seguirán comprando pases de temporada y abriendo sobres digitales en busca de su delantero favorito. Pero a medio plazo, lo que se juega es mucho más profundo. Se trata de quién define las reglas invisibles de universos que ocupan miles de horas de nuestra vida cotidiana. Y ahora, buena parte de ese poder habla árabe y responde a los intereses de un fondo soberano que ha encontrado en los videojuegos su mejor carta de influencia global.

Cómo queda el mapa de la industria gamer mundial

A pesar del enorme poder que pasará a tener el PIF con esta adquisición, no podemos hablar de monopolio, ya que Microsoft se mantiene como un pilar fuerte del mundo del gaming con la adquisición de Activision Blizzard en 2023 (una operación de 69.000 millones de dólares), además de contar con Xbox y su ecosistema Game Pass, que concentra millones de suscriptores en todo el mundo.

A este mapa se suma Sony, que continúa liderando con su división PlayStation y un catálogo de exclusivos capaces de definir tendencias culturales globales. Tencent, por su parte, es la mayor compañía de videojuegos por ingresos, con participaciones en Riot Games (League of Legends), Supercell (Clash of Clans) y una parte significativa de Epic Games, creadora de Fortnite y del motor Unreal Engine.

El resultado es un tablero dominado por varios gigantes que compiten en distintos frentes: consolas, móviles, PC, servicios de suscripción y eSports. En este contexto, la entrada de Arabia Saudí con EA no genera un monopolio, pero sí coloca al PIF en el centro de la partida, con una posición inédita de influencia cultural y económica dentro de una industria que supera en ingresos al cine y la música juntos.

Foto: Los Sims

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