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La startup catalana Colvin despide al 50% de su plantilla y activa un plan de ajuste

La startup catalana Colvin despide al 50% de su plantilla y activa un plan de ajuste

La startup española dedicada al sector de la floricultura, Colvin, anunció el despido del 50% de su plantilla. La valor fue tomada por el fondo anglosajón Claret Caudal, uno de los inversores históricos de la compañía, que se hizo cargo del negocio a principios de 2024 tras su entrada en concurso de acreedores.

En paralelo, la compañía activó el plan New Colvin, un software de reestructuración con el que escudriñamiento alcanzar la rentabilidad en un plazo de dos abriles, con una inversión máxima adicional de 2 millones de euros y un equipo corto a menos de 20 personas. Esto incluye el candado de operaciones en Italia, Alemania y Francia, y el enfoque exclusivo en su maniquí B2C innovador en España y Portugal.

Según indicó el medio El Periódico, en la carta de despido que recibieron 18 de los 35 empleados que quedaban trabajando en la empresa, la situación financiera contemporáneo es consecuencia favor priorizado un “crecimiento acelerado en ventas por encima de la rentabilidad”, una táctica que requirió de una “inversión intensiva” y que finalmente resultó insostenible.

Quién es Claret Caudal y qué escudriñamiento con Colvin

Claret Caudal Partners es una firma de inversión con sede en Reino Unido especializada en apoyar empresas tecnológicas y de parada crecimiento. Aunque ya era uno de los accionistas relevantes de Colvin, su papel cambió radicalmente tras la revelación de concurso de acreedores: asumió el control de la compañía por una monograma cercana a 1 millón de euros, tras favor sido parte de las rondas de inversión previas.

Bajo su liderazgo, Claret ha impulsado el plan New Colvin, que representa un modismo total en la táctica de la compañía y tiene como objetivos principales:

  • Recortadura de plantilla y costes fijos para adecuar el desembolso al nivel contemporáneo de ingresos.
  • Desaseo definitivo del segmento B2B y de los proyectos paralelos no rentables.
  • Repliegue geográfico a los mercados más estables: España y Portugal.
  • Optimización operativa y provisión con foco en eficiencia y automatización.
  • Alcanzar la autosuficiencia financiera en 24 meses.

Qué ha ocurrido en los 9 abriles de vida de Colvin, que pasó de vislumbrar inversiones millonarias y tener presencia en 5 países europeos a aminorar su plantilla al intrascendente y ajustar el cinturón para evitar el candado. Hacemos un repaso por su historia.

La época dorada de Colvin: rondas millonarias y expansión europea

Colvin fue fundada en 2016 por Andrés Cester, Sergi Bastardas y Marc Olmedillo, quienes aprovecharon su experiencia vendiendo rosas durante el día de Sant Jordi para concebir un nuevo maniquí de negocio. Así nació un eCommerce de flores con traspaso directa del productor al cliente, basado en la digitalización y la asesinato de intermediarios.

Esta visión impulsó la creación de una marca con esforzado identidad, tecnología propia y ambiciones continentales.

Entre 2017 y 2021, Colvin vivió su auge: levantó más de 60 millones de euros en diversas rondas de inversión con fondos como Eurazeo, Samaipata, Capagro, MIP y P101. Su momento cumbre llegó en 2021 con una serie C de 45 millones de euros, una de las mayores operaciones del ecosistema floral europeo.

Gracias a este respaldo financiero, Colvin expandió su presencia a Italia, Portugal, Alemania, Países Bajos y Francia, por otra parte de desplegar una tienda física en Barcelona y divulgar una recta B2B. Incluso, a mediados de 2020, las ventas globales de Colvin lograron cuadruplicarse con respecto al mismo periodo del año aludido, llegando incluso a alcanzar volúmenes de entrega por valía de 1M€ en un mismo día. Su objetivo era ser la marca floral líder en Europa.

De la sobreexpansión al colapso financiero

Sin incautación, este crecimiento caldo acompañado de altísimos costes operativos, márgenes muy ajustados y una estructura difícil de sostener. La diversificación de líneas de negocio no logró aportar estabilidad y, tras varios intentos fallidos por medrar el B2B, Colvin inició un proceso de reestructuración en 2022.

Los fundadores dieron un paso al costado en 2023, y en julio de ese año se intentó una ronda interna a la baja de 6 millones de euros, sin éxito suficiente. Finalmente, la compañía se declaró en concurso de acreedores a comienzos de 2024, vendiéndose por una monograma muy inferior a la capitalización previa.

El caso Colvin es un ejemplo paradigmático del auge y caída de muchas startups nacidas en la era del caudal exuberante. Pasó de subir más de 60 millones de euros a venderse por al punto que 1 millón, con una plantilla mínima y operaciones limitadas. El nuevo maniquí, el plan New Colvin, plantea una traducción «camello» del negocio: austera, efectivo y enfocada en la supervivencia antaño que en la conquista del mercado europeo.

Foto: Canva

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